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La energía es un ingrediente fundamental de la sociedad moderna y su oferta impacta directamente en lo social y desarrollo económico de las naciones.
El crecimiento económico y el consumo de energía van de la mano.
La electricidad se ha convertido en una forma favorita de uso de energía en el consumidor final, con carbón, petróleo, gas, uranio y otros recursos básicos utilizados para generar electricidad.
Con su versatilidad y controlabilidad, disponibilidad instantánea y limpieza final del consumidor, la electricidad se ha convertido en una forma de energía indispensable y polivalente. Su uso doméstico ahora se extiende mucho más allá del inicial propósito, al que debe su nombre coloquial ("luz" o "luces"), y que se ha vuelto prácticamente irreal se puede colocar en cocinas, para refrigeradores, hornos y cocinas o estufas, y cualquier número de otros electrodomésticos, y en el resto de la casa también, para aire acondicionado, radio, televisión, computadoras y lo mismo. Pero el uso de electricidad es aún más amplio en los dominios comercial e industrial: además para proporcionar energía para la iluminación y el aire acondicionado, impulsa motores con una gran cantidad de aplicaciones: ascensores, grúas, molinos, bombas, compresores, tornos u otras máquinas herramienta, etc.: es casi imposible imaginar una actividad industrial que no utilice electricidad. Por lo tanto, las sociedades modernas tienen se vuelven totalmente dependientes de un abundante suministro de electricidad.